A mi querido maestro don Manuel Domínguez

Yo fui una de tus antiguas alumnas en la que supiste inculcar esos valores y a la que ayudaste en momentos difíciles, lo que te agradezco de todo corazón. Siempre que te necesitaba no te importaba dedicarme el tiempo que fuera necesario, explicándome las cosas las veces que hiciera falta. No quería dejar pasar esta ocasión para decirte que el que hoy en día yo sea maestra te lo debo en gran parte a ti.
Como alumna siempre te he respetado y admirado, pero a la vez te he querido. En todas las ocasiones que durante tantos años nos hemos encontrado, siempre has tenido una palabra amable hacia mí o mi familia. Cuando al principio mis hijas me preguntaban «¿quién es, mamá?», siempre les he contestado «Es Don Manuel, uno de los mejores maestros que he tenido». (Como dice la canción del maestro, «Tú me has enseñado a volar con alas de pajarillo, hermano, maestro, amigo».)
Junto a mí han pasado muchos alumnos y compañeros, pero tú, como figura del «maestro de escuela», un matemático como pocos, has dejado una huella profunda en mí. Fuiste tan buen ejemplo que por esa causa aprendí a amar esta profesión y trato de inculcar en mis alumnos aquellos valores y principios que recibí de ti. Junto a ti, has tenido la suerte de tener a una gran mujer, compañera y esposa, madre de tus hijos, con la que has compartido gran parte de tu vida y con la misma profesión que tú, a la que también admiro y quiero —Carmen Rosa–. Espero que al recordar cómo eras, consiga aliviar su dolor.
Tú te has ido, Manolo, pero sin duda aquí dejas una parte de ti y, por supuesto, te llevas un poquito de cada uno de nosotros. Descansa en Paz.
MARÍA JOSÉ RODRÍGUEZ (tomado de www.elsoldeantequera.com)
https://colegiodelavictoria.es

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn
Email
Imprimir
Últimas entradas
Categorias