CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN, 21ª PROMOCIÓN DE 4º DE ESO

Hoy es un día muy especial para todo el colegio. Nuestros alumnos y alumnas de 4º de ESO en el mes de mayo se han consagrado a la Virgen. El modo ha sido muy diferente a otros años, pero esa entrega filial a María ha sido posible. Os dejamos con las palabras con las que hemos comenzado la oración y con las fotografías de este gran momento. 

Seguro que hoy en  vuestro corazón se dan sentimientos encontrados. Por una parte, la tristeza de lo que hoy íbamos a vivir: el Rosario de la Aurora por ese bello camino que nos conduce a nuestro Señor de la Salud y de las Aguas; la Eucaristía, vuestra Consagración a los pies de la Virgen… ¡vuestra graduación! Todo esto quizá nos lleve a anclarnos en una nostalgia por lo que no podemos vivir y que tanto habíamos imaginado, soñado, esperado… El miedo de dejar vuestro colegio y empezar a caminar por una senda nueva…  Pero seguro que dentro de cada uno de vosotros también brotan sentimientos de alegría, de ilusión… por esta celebración que con tanto cariño os hemos preparado. De diferente manera, pero hoy, como cada año, nos uniremos en la oración por vosotros a los pies de María arropados por toda la Comunidad de Hermanas, por todo el claustro de profesores, por vuestros compañeros del colegio y tantas familias que están unidas gracias  a esta retransmisión. Por eso, os invito a vivir este momento especial, como una de esas sorpresas que nos regala Dios: únicas, irrepetibles… que son grandes lecciones de vida. Y en esta situación que podemos decir que es histórica. En esta oración, también daremos gracias al Señor por cada uno de vosotros. Por esa huella imborrable que ya habéis dejado en el colegio, por esa historia escrita ya con vuestra vida. Sois piedras que dan vida a estos muros centenarios; sois como ese eslabón de la cadena que hace posible el sueño de Madre Carmen. ¡Y con qué elegancia lo habéis hecho…!¡Gracias de todo corazón! ¡A cada uno de vosotros, con vuestros nombres y apellidos, con vuestra historia personal! ¡El Señor bendiga este caminar en fraternidad! Ahora os invito a dejaros tocar el corazón por María que preside este encuentro. En su Corazón, no hay distancias, solo comunión y amor. Ella como Madre nos une en un solo corazón  y en una sola alma.

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