Ya en Santiago, nos hemos dispuesto de manera especial a abrir el corazón. Al comenzar el día, oramos para poner esta jornada única e irrepetible en las manos de Dios.
A lo largo de la mañana, hemos vivido una experiencia muy especial en lo que han llamado el “Pórtico de la vocación”. Se trata de un lugar preparado especialmente para disponernos a la escucha y así abrir el corazón a lo que Dios quiere de nosotros. Estaba dispuesto a modo de un itinerario donde hemos podido participar en talleres sobre la familia, la caridad, la vulnerabilidad, consagración y educación. Terminamos la mañana con la celebración de la Eucaristía en el Seminario que estuvo animada por el grupo Amanecer. ¡Cómo nos gustaron sus cantos!
Por la tarde, hemos participado por grupos en diversos talleres destinados a diferentes edades entre ellos queremos destacar el de música y la liturgia, el descubrimiento de los dones que el Señor nos ha regalado y el dirigido por la dibujante Pati.te.
Al final del día, hemos podido reunirnos por grupos de origen para compartir las experiencias profundas de este primer día de la PEJ.