Vaya… Soy libre de pensar que estas personas que vivieron el Nacimiento de Dios fueron simples locos, gente que estaba perdida y, sencillamente, creyó ver y sentir algo que no existía. Pero hay algo después de dos mil años que sigue llenando el corazón de millones de personas a lo largo de este mundo. Creo que Dios, al final, se hizo Niño para, en el mayor gesto de humildad y grandeza, mostrarnos que sí, que es posible dejarnos conducir por su sueño y ser felices. Él soñó con cosas grandes para nosotros y, aunque a veces miremos hacia otro lado, he comprendido que Él siempre está mirándonos, esperándonos, creyendo en nosotros más que nosotros mismos… Tal vez no sea tan complicado, solo sea ponerse “a tiro” de Dios, para dejar que haga cosas grandes en nuestra vida… Yo ya he tomado mi decisión, y tú, ¿te atreves a soñar cosas grandes?
Con estas palabras, concluye la obra de los alumnos y alumnas de 3º y 4º de ESO. ¡Qué grande es descubrir que tenemos un sentido en nuestra vida, que Dios sueña con nosotros, que nos muestra el camino, que nos ama!
