Bajo la mirada maternal de la Virgen de la Victoria, patrona de Málaga, hemos emprendido nuestra ruta desde el monasterio de San Xoan de Poio a Ribadumia. Nadie dijo que el Camino sería fácil. Hoy el Hermano Sol y la Hermana Madre Tierra han sido un signo de esta senda de la vida en la que aparecen dificultades.
Pero ¡qué alegría se experimenta al llegar a la meta donde se aprende a valorar las pequeñas cosas de la vida!
Finalizaremos nuestra jornada con la Misa del Peregrino donde encontraremos el descanso y la llama que enciende el corazón con Jesús Eucaristía.